Algunas palabras para reflexionar acerca de la informática y el trascender en el tiempo.
Realmente pudo haber sido una muy triste situación, una tragedia inminente para alguien con muchos recuerdos. Dicho respaldo representaba un montón de cosas y personas que de una forma u otra en cierto tiempo fueron muy importantes en mi vida. Resulta entonces irónico que en estos tiempo de alta tecnología y digitalización de medios haya sido no otra cosa sino una vieja caja de cartón, sellada con cinta de empaque, conteniendo un montón de papeles amarillentos y empolvados los que finalmente evitaron una amargura que muy seguramente perduraría por varios días.
Irónicamente estos eran los documentos que originalmente escribí con una máquina de escribir mecánica, dibujé con una lápiz y entinté con una plumilla y tinta china, documentos que eventualmente planeaba terminarían algún día en algún centro de reciclado de papel. Agradezco que mi desidia para desechar cosas viejas y mi tendencia a guardar todo aquello a lo que le atribuyo un significado sentimental, junto con una dosis de desorden que mantuvo ocultas varias cajas detrás de otras, hayan evitado cometiese una barbaridad.
Desde niño, siete u ocho años, siendo una persona muy reservada y tímida, solía refugiarme en la lectura en la biblioteca personal que fue recopilando la familia a lo largo de los años; un muy estricto e inexpresivo padre y la consecuente falta de una figura paterna agradable hicieron que fuera inevitable que me sintiera atraído por expresar mis sentimientos y emociones a través de la escritura y el dibujo. Cada momento importante de mi vida, cada persona que trascendió más allá de un efímero recuerdo quedó plasmado en escritos diversos de variada temática. Desde las personas a las que amé hasta mis emociones y conflictos; desde mis miedos más viscerales y planteamientos existenciales hasta complejas mundo de fantasía. Canciones marcadas con sus correspondientes notas musicales surgidas de un instrumento cuyas cuerdas que no he tocado en casi una década.
Al terminar la preparatoria ya había escrito todo un libro de poesía, encuadernado muy humildemente. Dicho libro iba principalmente dedicado a una persona que fue muy importante para mi los tres años previos (hoy en día, gracias a eventos afortunados del destino, es mi esposa). Dicho libro fue mi carta de despedida para esa persona. Por un mero capricho romántico, no conservé copia, más sin embargo si conservé los borradores, los cuales fueron a parar a la caja de cartón.
Años después entraron otras personas más en mi vida, y cada una tuvo su episodio en mis letras. El contenido de la caja fue creciendo.
Después de la peor crisis económica que mi país experimento en toda su historia, en 1995 a modo de distracción comencé a dibujar lo que inicialmente fue una novela escrita y con una trama imaginada y re-inventada varias veces desde mi infancia. Kershram'etl era el mundo y Darkshram el personaje central. Dibujé más de 450 páginas de historia, y calculo haber entintado alrededor de 250. Nunca fui un dibujante prodigioso, pero si alguien con mucha imaginación y paciencia. Hoy en día no he escrito el resto de la trama, pero tengo el final de la misma en mi mente. Algún día probablemente la termine.
Toda una vida de danza entre el lápiz, la pluma y el papel. Todo estuvo a punto de perderse por siempre. Olvidé que los discos compactos no son medios confiables a largo plazo. Debí haber hecho un respaldo del respaldo hace al menos unos tres años.
Lo que me ha puesto a reflexionar es lo que hubiera ocurrido si nuestra civilización terminase de súbito. De golpe. Cientos de años después tras resurgir una nueva civilización desde las cenizas de la antigua, sería muy difícil para los herederos del planeta el poder recuperar la información de medios de almacenamiento actuales. Suponiendo que trascendiese una unidad de almacenamiento, no sería de mucha ayuda si no hay la tecnología con la que fue almacenada en primera instancia. Sería información perdida. Casi como la escritura de los antiguos egipcios antes del descubrimiento de la piedra roseta.
Es por todo esto, por las cosas que son importantes y por las cosas que nos hacen lo que somos que reflexiono respecto a que tan importante puede ser el no depender totalmente de la informática para preservar, valga la redundancia, la información. Medios abstractos que dependen tanto de la tecnología. ¿Quien podrá recordarnos después de que hayamos muerto si no dejamos evidencia concreta de lo que fuimos?