Extremistas islámicos lamentan falta de libertad
En la ciudad de Kashgar, en la región de Xinjiang en China, en el
centro de Asia a 4500 Km de la capital, un comerciante y un taxista
robaron un camión el día de ayer y lo lanzaron contra un grupo de
policías que entrenaban trotando en una calle. Luego de arrollarlos,
les lanzaron bombas de fabricación casera y otros objetos.
Como resultado, 16 policías murieron, varios siguen heridos de gravedad y
uno de los atacantes perdió un brazo en una de las explosiones. Como
justificación, los terroristas -de la etnia Uygur- citan la falta de
libertad religiosa en aquella región.
Curiosamente, el gobierno central chino, ampliamente reconocido por ser
poco democrático, sí permite peregrinar a la Meca, aunque en grupos organizados
por el gobierno y asistir a las mezquitas. No permite -en cambio- que los
profesores se dejen crecer la barba, ni que las mujeres se cubran la
cabeza, a excepción de las mezquitas y de sus hogares, en donde sí
pueden hacerlo, al igual que otras restricciones en las prácticas
islámicas. Ante estas condiciones, que los extremistas juzgan
intolerables, han jurado pelear la "jihad", o guerra santa, hasta
consolidar una región independiente llamada "Turkestán Oriental".
Un problema similar se suscitaba en Francia, donde el sistema educativo
aceptaba de inmediato a los hijos de inmigrantes -no en la administración
actual claro- para encontrar que luego se negaban a ingresar a ciertas
clases, porque el tema era ofensivo para su religión -como las clases
de pintura con modelos desnudos, por ejemplo.
Llama la atención contrastar la "falta" de libertad que mencionan
estos musulmanes con las condiciones de vida en países como
Afghanistán, Pakistán y Medio Oriente, especialmente para sectores como
mujeres y minorías culturales.
Nota original: http://www.guardian.co.uk/world/2008/aug/05/china1
centro de Asia a 4500 Km de la capital, un comerciante y un taxista
robaron un camión el día de ayer y lo lanzaron contra un grupo de
policías que entrenaban trotando en una calle. Luego de arrollarlos,
les lanzaron bombas de fabricación casera y otros objetos.
Como resultado, 16 policías murieron, varios siguen heridos de gravedad y
uno de los atacantes perdió un brazo en una de las explosiones. Como
justificación, los terroristas -de la etnia Uygur- citan la falta de
libertad religiosa en aquella región.
Curiosamente, el gobierno central chino, ampliamente reconocido por ser
poco democrático, sí permite peregrinar a la Meca, aunque en grupos organizados
por el gobierno y asistir a las mezquitas. No permite -en cambio- que los
profesores se dejen crecer la barba, ni que las mujeres se cubran la
cabeza, a excepción de las mezquitas y de sus hogares, en donde sí
pueden hacerlo, al igual que otras restricciones en las prácticas
islámicas. Ante estas condiciones, que los extremistas juzgan
intolerables, han jurado pelear la "jihad", o guerra santa, hasta
consolidar una región independiente llamada "Turkestán Oriental".
Un problema similar se suscitaba en Francia, donde el sistema educativo
aceptaba de inmediato a los hijos de inmigrantes -no en la administración
actual claro- para encontrar que luego se negaban a ingresar a ciertas
clases, porque el tema era ofensivo para su religión -como las clases
de pintura con modelos desnudos, por ejemplo.
Llama la atención contrastar la "falta" de libertad que mencionan
estos musulmanes con las condiciones de vida en países como
Afghanistán, Pakistán y Medio Oriente, especialmente para sectores como
mujeres y minorías culturales.
Nota original: http://www.guardian.co.uk/world/2008/aug/05/china1
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